ORACIONES DE LA NOCHE
Así como nuestro primer pensamiento del día debe ser para Dios, también debe serlo el último. No se te pase nunca por alto la oración de la noche, antes de acostarte.
Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches!, Padre Dios.
Gracias por todas las gracias
que nos ha dado tu amor;
si muchas son nuestras deudas,
infinito es tu perdón.
Mañana te serviremos,
en tu presencia, mejor.
A la sombra de tus alas,
Padre nuestro, abríganos.
Quédate junto a nosotros
y danos tu bendición.
Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches! Padre Dios
Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo:
tres personas, sólo un Dios.
Amén.
Examina ahora brevemente tu conciencia, meditando sobre los puntos siguientes:
Pensamientos:
¿Consentí voluntariamente en algún mal pensamiento…., en el deseo o complacencia de alguna cosa impura?
Palabras:
¿Pronuncié malas palabras…, juramentos…, murmuraciones…, mentoras…,?
¿Tuve conversaciones deshonestas?
Obras:
¿Omisión de la Misa en días de precepto? ¿Desobediencias…, impaciencias…,m hurtos…,? ¿Malas miradas o acciones impuras…? ¿Excesos en comidas o bebidas…, juegos y diversiones…? ¿Cómo he cumplido mis deberes?
Pide perdón a Dios de todo corazón y di con dolor:
Cristo Rey Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Tú quien eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberte ofendido; también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de tu Divina Gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Padre Nuestro, Ave María, Credo.
Angel de la Guarda
Ángel de Dios, ángel de Dios: ya que la soberana Piedad a Ti me encomendó, ilumíname, rígeme, guárdame y gobiérname en esta noche. Amén.
Visita, Señor, esta habitación y ahuyenta de ella todas las asechanzas del enemigo. Estén aquí tus santos Ángeles, que nos guarden en paz, y Tú danos tu Santa Bendición, por los méritos de Cristo Nuestro Señor. Amén.
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